lunes, 18 de mayo de 2009
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Guía indispensable para manejarse en este blog
El blog sirve para descargar en él ocurrencias y darlas al aire, al éter, a la red, al universo, cualquiera sabe a quién. En ese espacio enigmático caen como semillas y son por ello aptas para germinar, a la búsqueda como están de la fecundación. Lo importante es la descarga, la liberación de la presión de los propios pensamientos. El blog tiene una función depurativa, acaso parecida a la del laxante.Aquí, en este blog, que nace al hilo de mi campaña electoral como aspirante a ocupar un escaño en el Parlamento europeo, no voy a hablar de política.
Quien quiera saber lo que pienso tiene ocasiones de leerlo en la página de UPyD, partido político por el que me presento, un lugar donde se da cumplida noticia de mis intervenciones públicas, conferencias, entrevistas y demás. También tengo la esperanza de que, al menos algunos periódicos nacionales y regionales y otros medios de comunicación, acojan mis manifestaciones.
Por estas razones, el espacio del blog lo reservo para otro fin. En él voy a comentar sucedidos de la vida cotidiana con espíritu festivo y burlón y hacer de ellos broma inofensiva, puro donaire, aunque el fondo del asunto a veces sea serio y obligue al lector a pensar por breves segundos. Pero, en general, mis líneas aspiran a ser pura burbuja, leve espuma. Estarán más cerca de la chispa que de la llama, serán más pavesa que hoguera. Más rocío que lluvia.
Una especie de ranura por la que se trata de llenar la hucha de la imaginación, por lo que convivirán la libertad con la obstinación en resaltar lo que no se resalta, en dar relieve a la contradicción, en realzar lo que de pintado hay en la sociedad.
También incluiré algunas “guindas en aguardiente” que es un género cercano a la greguería que cultivo desde hace años. Mis guindas son -no podían ser de otra manera- frutos redondos, algo ácidos, que, cuando se les da durante una temporada la compañía del aguardiente, adquieren un sabor rascón, picantillo, caústico, sin dejar por ello de ser al tiempo dulces y convincentes. Aspiran a mezclar lo punzante con lo amable, lo intemperante con lo cortés. Mi guinda pasa bien por la garganta y no daña al estómago.
Es más: actúa de carminativo pues que ayuda a liberarnos de las flatulencias que produce el estereotipo.
Creo que, tras lo dicho, el lector está en condiciones ahora de abrir despacio la botella que representa este blog, degustar las ocurrencias que en él se contengan y aceptar, complacido e indulgente, las cosquillas que perciba
Quien quiera saber lo que pienso tiene ocasiones de leerlo en la página de UPyD, partido político por el que me presento, un lugar donde se da cumplida noticia de mis intervenciones públicas, conferencias, entrevistas y demás. También tengo la esperanza de que, al menos algunos periódicos nacionales y regionales y otros medios de comunicación, acojan mis manifestaciones.
Por estas razones, el espacio del blog lo reservo para otro fin. En él voy a comentar sucedidos de la vida cotidiana con espíritu festivo y burlón y hacer de ellos broma inofensiva, puro donaire, aunque el fondo del asunto a veces sea serio y obligue al lector a pensar por breves segundos. Pero, en general, mis líneas aspiran a ser pura burbuja, leve espuma. Estarán más cerca de la chispa que de la llama, serán más pavesa que hoguera. Más rocío que lluvia.
Una especie de ranura por la que se trata de llenar la hucha de la imaginación, por lo que convivirán la libertad con la obstinación en resaltar lo que no se resalta, en dar relieve a la contradicción, en realzar lo que de pintado hay en la sociedad.
También incluiré algunas “guindas en aguardiente” que es un género cercano a la greguería que cultivo desde hace años. Mis guindas son -no podían ser de otra manera- frutos redondos, algo ácidos, que, cuando se les da durante una temporada la compañía del aguardiente, adquieren un sabor rascón, picantillo, caústico, sin dejar por ello de ser al tiempo dulces y convincentes. Aspiran a mezclar lo punzante con lo amable, lo intemperante con lo cortés. Mi guinda pasa bien por la garganta y no daña al estómago.
Es más: actúa de carminativo pues que ayuda a liberarnos de las flatulencias que produce el estereotipo.
Creo que, tras lo dicho, el lector está en condiciones ahora de abrir despacio la botella que representa este blog, degustar las ocurrencias que en él se contengan y aceptar, complacido e indulgente, las cosquillas que perciba
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Bien, aunque ya hoy día, nadie usa la enciclopedia ; abulta demasiado para las viviendas cada vez más pequeñas, y estando el google, y la wikipedia...
ResponderEliminarLa Wikipedia es un columbario del saber humano organizado por los forenses del Yak-42.
ResponderEliminarCreo recordar que fue Borges quien dijo que la enciclopedia era el abrevadero de los ignorantes, y estoy plenamente de acuerdo con la afirmación. Algunas personas creen sustituir horas de lectura mediante la esmirriada consulta de un artículo. De hecho yo conocí a un imbécil en la Universidad que se estaba leyendo enterita la Espasa Calpe. Era un tipo pedante y engreido que se pasaba la vida dándoselas de sabio. Ahora bien, habida cuenta de que por aquel entonces se andaba por la letra "I", no había como sacarle autores o lugares que empezasen por "P" o por "V" para dejarle completamente fuera de juego.
Un saludo
Por cierto, querida Paraula, tenía usted razón, cada vez son menos comentados los monólogos del profesor.
Estoy de acuerdo con Doña Viejecita y aprovecho para felicitarle por el lugar donde se encuentran sus dientes, en que en estos pisos de sesenta metros cuadrados tener una Espasa Calpe, como antiguamente, podría suponernos renunciar a la lavadora o incluso, que mis ojos no lo vean, al bidé, pues a la bañera ya hemos renunciado todos sustituýendola por el plato de ducha. No obstante hay algo que la cibernética no puede alcanzar y es el maravilloso olor de la tinta impresa.
ResponderEliminarDon Francisco: descanse por favor que no nos llega a las europeas, me refiero a las elecciones no a las señoras.
Hay más cultura en un programa de TV de Eduard Punset que en todos los libros de Corin Tellado. Leer también puede ser el abrevadero de los ignorantes
ResponderEliminarSi la Cultura es lo que nos queda cuando se olvida lo que hemos estudiado, lo que nos dice el profesor es verdad.
ResponderEliminarBueno, bueno Ricardo. Yo admiro profundamente al señor Punset, veo sus programas siempre que puedo, leo sus artículos y compro algunos de sus libros, pero no mitifiquemos que don Eduard mete también unas bacalás de no te menees. Cuando se pone escéptico con eso de que carecemos de pensamiento geométrico queda como un señor, pero luego le da por otorgar carta de naturaleza a todas las vanguardias cientificistas y pasa del escepticismo al esoterimo en un periquete. Yo le he visto hacer entrevistas a individuos que bien podrían haber estado en el programa de Iker Jiménez, y el bueno de Punset sonreía y asentía con verdadero entusiasmo como si estuviesen acorralando a dios en el penúltimo rincón del Universo. Es un personaje entrañable pero a veces se deja llevar por un optimismo que tiene más de espiritual que de científico.
ResponderEliminarDe todas formas, siempre según mi opinión, como en casi todos los órdenes de la vida, la validez de una lectura se define en función de su capacidad para alcanzar los fines que se le proponen. Si Corín Tellado ha conseguido durante décadas su propósito de entretener, cuando no apasionar, a cientos de miles de lectores que no buscaban otra cosa que distraerse, sería justo considerarla como una escritora efectiva.
El caso es que no creo en la "Cultura", así con mayúsculas, como una especie de Norte intelectual que haya que perseguir obsesivamente. Puede ser aconsejable tener un esquema medianamente académico del funcionamiento de nuestro entorno, pero es un error filtrar nuestra experiencia del mundo en función del "rango cultural" de las cosas. En última instancia los pensamientos más elaborados se basan también en el análisis de los hechos más sencillos y cotidianos. La lengua no es un valor académico si no un instrumento universal y expontáneo de uso común, la Historia es el resumen contextual de una infinitud de devenires individuales y todo el edificio científico no es más que una pésima traducción del rumbo natural de las cosas. Por eso no concibo que se pueda sentir más curiosidad en conocer los "reglamentos" muchas veces convencionales o dudosos del conocimiento que en experimentar las fuentes originales de las que estas proceden. A veces resulta más instructivo invertir cien euros en un prostíbulo que en acudir a una representación de la Traviata.
Muchas gracias Doña Marta, por la felicitación, aunque cualquiera sabe lo que me durará el merecerla.
ResponderEliminarDon Ricardo;Ni el profesor ni nadie en este blog había hecho mención de Corín Tellado, Que yo sepa. ¿No se habrá confundido de bitácora?
Pero en fin, yo no veo la televisión pública desde hace años. Solo la veo en ocasiones señaladísimas, y normalmente con el sonido quitado. Así que, los programas de Punset...
Y solo leo por puro placer.A veces disfruto con novelas policiacas, otras veces con libros para niños, como la serie de Harry Potter, otras veces con biografías, con libros de Historia, de economía, de psiquiatría... Pero no aguanto el ensayo.
Recuerdo cuando empecé un libro de Ortega, la España Invertebrada, creo que se llamaba, y al principio del todo, rezaba algo así como; "ya avisé yo ...". A pesar de ser recomendación de quien luego se convirtió en mi marido, le devolví el libro sin leerlo, por causa de esa frase.
Soy más del Guerrero del antifaz que de Corín Tellado, pero sí leí algunos libros suyos en mi época adolescente, y le aseguro que no me han hecho ningún daño. Eso sí, a mi provecta edad, no creo que todavía me gustasen, (como sí me gusta H.Potter), pero ya tampoco aguanto a Herman Hesse, ni Crimen y Castigo, ni madame Bovary, que me gustaban cuando era mucho más joven.
Y no es que Corín Tellado me parezca comparable a Flaubert, ni a Hesse, ni a Dostoyevski, pero ello no me parece una razón para despreciarla, que ella nunca pretendió otra cosa que ganarse la vida entreteniendo a sus lectores.
Don Apóstata ; he disfrutado enormemente con sus dos posts, aunque la idea de invertir cien euros en un prostíbulo me deje totalmente fría.
Bueno pues, quizás sean los huesos de "una cultura".
ResponderEliminarNo los huesos no, eso es pretencioso. A lo sumo una mala radiografía de una parte de los huesos de un sistema humano. La parte de los huesos de la cultura dominante y de la selección del mundo academicista que le rodea. Porque desde luego de los saberes de la subcultura de la pobreza que diría Lewis, de sus nervios, ni mu.
Sr. Apóstata:
ResponderEliminarYo atribuiría la escasez de comentarios a que era fin de semana, y a que no estaba usted para incitarnos a contradecirle, a provocarle, a tirarle de la lengua.... Cómo me gustaría que tuviera un blog.
Pero como no lo tiene, aquí andamos, comentando monólogos, que mientras el pueblo se entretenga constituyendo sectas interpretativas y exegetas de la palabra escrita de su dios, no serán necesarias las apariciones.......... y la religión seguirá viva.