Ayer, un compañero asíduo del blog de Rosa Díez nos dejó el enlace para ver el video de su intervención en el Euroforum de Bilbao (creo que ese era el nombre, lo digo de memoria). Una hora entera, entre la presentación, a cargo de Gorka Maneiro, su charla, ( que no discurso, por el tono sosegado y coloquial ), y las preguntas y respuestas.
Disfruté muchísimo con todo ello, y lo pienso volver a ver. Los medios solo publican pequeños extractos, con frases sacadas de contexto, y ganas de llamar la atención. Justo lo contrario del efecto que produce el ver el video completo, que convence por su razonada tranquilidad.
Por mi parte, tiene usted una nueva aficionada. Espero que muchos más vean el video entero, porque no dudo que el efecto sea para ellos igual que ha sido conmigo.
D. Francisco Sosa Wagner estoy perfectamente de acuerdo con esas dos frases o pensamientos.
Espero, deseo y anhelo que en el futuro los grandes cambios ideológicos no vayan acompanados de la revolución sino que se consigan a través del diálogo. Por esa razón confio en el G-20 y espero de él grandes cambios y controles en el mundo financiero. Saludos Cristina
Pues he de disentir, don Francisco. Los Ingleses, que son una gente muy despierta, han abominado siempre de las revoluciones, y han optado por una paulatina concesión de placebos para la plebe que, evitándo los violentos cambios de ritmo continentales, les ha acabado llevando prácticamente al mimo sitio que al resto de los paises avanzados. En realidad a ellos les gusta mucho más canear a sus invadidos que pegarse entre ellos, y si nosotros tomásemos ejemplo reformaríamos más y revolucionaríamos menos, porque sólo en limpiar la sangre echamos luego más de 70 años.
Respecto a lo del estornudo, se me ocurre una odiosa comparación que convertiría las flatulencias en una feroz exclamativa de las nalgas.
El blog sirve para descargar en él ocurrencias y darlas al aire, al éter, a la red, al universo, cualquiera sabe a quién. En ese espacio enigmático caen como semillas y son por ello aptas para germinar, a la búsqueda como están de la fecundación. Lo importante es la descarga, la liberación de la presión de los propios pensamientos. El blog tiene una función depurativa, acaso parecida a la del laxante.Aquí, en este blog, que nace al hilo de mi campaña electoral como aspirante a ocupar un escaño en el Parlamento europeo, no voy a hablar de política.
Quien quiera saber lo que pienso tiene ocasiones de leerlo en la página de UPyD, partido político por el que me presento, un lugar donde se da cumplida noticia de mis intervenciones públicas, conferencias, entrevistas y demás. También tengo la esperanza de que, al menos algunos periódicos nacionales y regionales y otros medios de comunicación, acojan mis manifestaciones.
Por estas razones, el espacio del blog lo reservo para otro fin. En él voy a comentar sucedidos de la vida cotidiana con espíritu festivo y burlón y hacer de ellos broma inofensiva, puro donaire, aunque el fondo del asunto a veces sea serio y obligue al lector a pensar por breves segundos. Pero, en general, mis líneas aspiran a ser pura burbuja, leve espuma. Estarán más cerca de la chispa que de la llama, serán más pavesa que hoguera. Más rocío que lluvia.
Una especie de ranura por la que se trata de llenar la hucha de la imaginación, por lo que convivirán la libertad con la obstinación en resaltar lo que no se resalta, en dar relieve a la contradicción, en realzar lo que de pintado hay en la sociedad.
También incluiré algunas “guindas en aguardiente” que es un género cercano a la greguería que cultivo desde hace años. Mis guindas son -no podían ser de otra manera- frutos redondos, algo ácidos, que, cuando se les da durante una temporada la compañía del aguardiente, adquieren un sabor rascón, picantillo, caústico, sin dejar por ello de ser al tiempo dulces y convincentes. Aspiran a mezclar lo punzante con lo amable, lo intemperante con lo cortés. Mi guinda pasa bien por la garganta y no daña al estómago.
Es más: actúa de carminativo pues que ayuda a liberarnos de las flatulencias que produce el estereotipo.
Creo que, tras lo dicho, el lector está en condiciones ahora de abrir despacio la botella que representa este blog, degustar las ocurrencias que en él se contengan y aceptar, complacido e indulgente, las cosquillas que perciba
Señor Sosa Wagner
ResponderEliminarAyer, un compañero asíduo del blog de Rosa Díez nos dejó el enlace para ver el video de su intervención en el Euroforum de Bilbao (creo que ese era el nombre, lo digo de memoria).
Una hora entera, entre la presentación, a cargo de Gorka Maneiro, su charla, ( que no discurso, por el tono sosegado y coloquial ), y las preguntas y respuestas.
Disfruté muchísimo con todo ello, y lo pienso volver a ver. Los medios solo publican pequeños extractos, con frases sacadas de contexto, y ganas de llamar la atención. Justo lo contrario del efecto que produce el ver el video completo, que convence por su razonada tranquilidad.
Por mi parte, tiene usted una nueva aficionada.
Espero que muchos más vean el video entero, porque no dudo que el efecto sea para ellos igual que ha sido conmigo.
D. Francisco Sosa Wagner estoy perfectamente de acuerdo con esas dos frases o pensamientos.
ResponderEliminarEspero, deseo y anhelo que en el futuro los grandes cambios ideológicos no vayan acompanados de la revolución sino que se consigan a través del diálogo. Por esa razón confio en el G-20 y espero de él grandes cambios y controles en el mundo financiero.
Saludos
Cristina
¡Rayos! ¡Entonces fue Metternich quien inventó el "cinco minutos más, mamá, por favor..."!
ResponderEliminarPues he de disentir, don Francisco. Los Ingleses, que son una gente muy despierta, han abominado siempre de las revoluciones, y han optado por una paulatina concesión de placebos para la plebe que, evitándo los violentos cambios de ritmo continentales, les ha acabado llevando prácticamente al mimo sitio que al resto de los paises avanzados. En realidad a ellos les gusta mucho más canear a sus invadidos que pegarse entre ellos, y si nosotros tomásemos ejemplo reformaríamos más y revolucionaríamos menos, porque sólo en limpiar la sangre echamos luego más de 70 años.
ResponderEliminarRespecto a lo del estornudo, se me ocurre una odiosa comparación que convertiría las flatulencias en una feroz exclamativa de las nalgas.