sábado, 10 de octubre de 2009

La chuleta

Hasta hace poco lo utilizaban solo los presentadores de la televisión que se ayudaban de un aparato a distancia para leer las noticias. Le llaman teleprompter. En inglés, que es el idioma mandón. La semana pasada me extraviaron la maleta en un aeropuerto y me dieron para pasar la noche un “kit”. Hace poco me hubieran dado un neceser y hace más tiempo se hubieran disculpado por no poderme ofrecer una señora. Hemos cambiado el galicismo por el anglicismo: muestra idiomática del triunfo del imperio americano sobre la decadente Europa.

La novedad, respecto del teleprompter, es su paso de los periodistas a los políticos que ahora pronuncian sus discursos con el aparatito enfrente. La primera vez que lo advertí fue la tarde en la que Obama habló en Berlín. Cenábamos en casa del sociólogo Ignacio Sotelo y le escuchábamos por la televisión. Me sorprendió lo trabado de su arenga. Pero mi sorpresa fue mayor cuando al día siguiente me entero por los periódicos que se había limitado a leer. Me pareció una estafa, una estafa discursiva pero estafa al cabo. Con posterioridad me han explicado que el método está haciendo furor entre sus colegas.

Cierto es que de esta forma se aligera la actividad del gran tribuno quien ya disponía del “negro” para escribir y, ahora, del teleprompter para leer. Así ya se puede: imposible concebir más facilidades en el ejercicio de una profesión. No me extraña que en la Universidad existan jóvenes profesores que no aciertan a dar una clase sin la ayuda de un aparato conocido como powerpoint o de unas membranas llamadas transparencias que hasta ahora eran picardías de jovencita seductora y ahora son las chuletas de quien ni se sabe la lección ni es capaz de exponer sus conocimientos con claridad.

Así van cambiando los tiempos, se me dirá. Y es cierto pero la verdad es que no consigo imaginar a Castelar aquel día de abril de 1868 cuando se discutía en las Cortes el proyecto de lo que sería la Constitución de 1869 y él defendía la libertad religiosa leyendo en un teleprompter su famoso final: "¡Grande es Dios en el Sinaí (con todo su poder). Pero más grande es el Dios del Calvario, el del perdón, ...que predicaba la libertad, la igualdad y la fraternidad entre los hombres!". Ni me imagino a Unamuno o a Ortega en las Cortes republicanas asistidos por el aparatejo para enhebrar sus magníficos discursos, ahítos de razonamientos, maldades y hasta improperios. O las famosas oraciones “en campo abierto” de Azaña con los ojos miopes de don Manuel fijos en un lejano teleprompter sostenido por un pariente alcalaíno.

El uso de estos trucos para hablar en público mueve un poco a la risa y se presta a cachondeo. Pero tiene un lado menos humorístico ya que tales prácticas hunden sus raíces en algo que debería preocuparnos: las escasa consistencia de quienes ocupan las tribunas políticas relevantes en los foros más campanudos. Pues es evidente que quien tiene ideas maduras, ideas que son producto de reflexiones y de lecturas, y, sobre todo, quien cree en ellas, quien las ha asimilado y hecho suyas ¿cómo es posible que sea incapaz de expresarlas sin esta añagaza, propia del colegial que improvisa o se ha aprendido cuatro datos de memoria para hacer frente a un examen ocasional?

Esto es lo inquietante de la chuleta electrónica. Y lo que nos debe hacer mirar con desconfianza a quien se sirve de ella.

Malos tiempos en verdad para la oratoria, viaticada por ignorantes cósmicos, listillos de ocasión y confiteros de tópicos. Sepultada, ay, entre transparencias, powerpoints y teleprompters. Así nos va.

6 comentarios:

  1. Todos somos uno. Y somos capaces de inventar máquinas que ayuden al hermano a escribir y a plasmar lo que entre todos le hemos encargado.

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  2. Profesor Sosa Wagner

    He visto esta mañana, en el blog de PlazaMoyua.org, una carta dirigida a usted, por un señor llamado Miguel Zorita, en relación con el artículo que usted publicó en la p. web de UPyD, el 12 de julio pasado;

    http://plazamoyua.wordpress.com/2009/10/09/carta-a-sosa-wagner-de-miguel-zorita/

    Una de las cosas que me encantan de este su blog, es que, normalmente no habla de política.
    Pero como en esta segunda temporada sí lo suele hacer ; ¿le importaría volver a hablarnos del tema, y comentar la carta y el artículo al que la carta se refiere ?

    Es que, como sabe, en UPyD, estamos en pleno periodo pre-congresual, y en este momento, sería estupendo tener otra vez su opinión sobre disidencias, organización interna etc. Y saber si la ha revisado, o sigue pensando lo mismo que pensaba en julio.
    Muchas gracias
    María Maestre Urbina
    afiliada 4260

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  3. Vaya, con tan interesantes comentarios que preceden al mío ya no si muy bien que voy a decir, ni como caerá.

    Quizás el problema es lo que le pedimos a los políticos. Tal vez lo de gobernar en asuntos de los que no tienen ni idea sea demasiado pedir....... porque te obligan a hablar y defender cosas que no sabes.

    Me imagino que a usted le pasa allá en Europa ¿sabe de cada cosa que vota?. Imposible, seguro le pasan chuleta.

    Lo ideal sería que los políticos pudieran ser humildes y se dedicaran sólo a lo que saben hacer, porque como usted dice, han hecho una lectura y reflexión profunda y serena.

    Pero me temo que ese no es el sistema político actual.

    En cuanto al comentario que le hace viejecita, de repente me parece ponerle en un compromiso enorme... a sabiendas de que no le gusta que se hable en público de las desaveniencias políticas internas.

    Lo cierto es que yo también me asombré con aquel texto de las disidencias.

    La única vez que le he visto orar, en aquel miting en Alicante, me pareció que hablaba de cosas que sabía. La misma impresión mantengo cuando le leo en el blog.

    Así que aquel día, con ese artículo me pareció que leía del prompter. Y aunque las opiniones las había escrito con su pluma, lo hacía sobre un tema que no había conocido y meditado profundamente antes.

    Creo que la mayoría de cosas que piden los herejes son justas y que lo piden como pueden o como les dejan.

    Lamento tener que decírselo así, tan fuera de contexto, me hubiese gustado poder responderle aquel día que publicó ese artículo en la web nacional.



    Bárbara.

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  4. Aunque no creo que cambiar de opinión descalifique a nadie, como a menudo precipitadamente se sostiene, en el punto acerca del que se me pregunta sigo pensando lo mismo.

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  5. Profesor Sosa Wagner

    Siento que esa sea su contestación, pero se la agradezco enormemente.
    Me reafirma en mi aprecio por su exquisita educación, su deportividad, y su sentido del humor.

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  6. Hay que verla a usté, viejecita, es capaz de arrancarle respuestas hasta a los mudos.

    De todas maneras, al respecto de mi imperdonable conducta hacia la UPyD y hacia sus Padres Fundadores, me consuela mucho esta frase del Profesor Wagner:

    "Aunque no creo que cambiar de opinión descalifique a nadie(...)"

    Es decir, que según el señor al que voté en las pasadas elecciones europeas, si yo antaño creía que la Pltaforma Pro era un proyecto prometedor, espontáneo y necesario, y hogaño he dado en pensar que la Cosa Rosa es un chiringo, clientelar y oportunista, no tengo por que ser considerado un "frustrado", como quiere la Divina Pastora, o un "golem" como pretende el metafísico Martínez... Uy, uy, uy, que Don Francisco va camino de aprobar el "montarazgo".

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