miércoles, 30 de septiembre de 2009

Barroso y el Sacro Imperio Romano Germánico

Ayer publicó El Mundo este artículo mío (o aquí) sobre el que me gustaría leer vuestra opinión.

3 comentarios:

  1. Profesor desde aqui le enviamos nuestro apoyo, porque sabemos que apoyarle a usted es apoyar el futuro. Ahora está sólo, pero su lucha llamara a muchos y mientras tanto Europa espera sonriendo.

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  2. Hola Don Francisco:

    Me ha costado seguir su articulo, creo que esta por encima de mi nivel y no me encuentro capacitado para comentar sobre las numerosas citas que pones en el articulo (no esta entre mis lecturas habituales).

    Corrijame si me equivoco, lo que propone es que se lleve a cabo un cambio que se apliquen nuevos conceptos en la politica?
    Si es asi es algo que siempre me pregunté yo. Porque desde la aparicion de la ciencia ha habido progresos increibles pero nadie ha evolucionado la politica. No ha habido un cambio radical. Seguimos con la democracia que sigue siendo "lo mejor de lo peor" (Churchill?, Aristoteles?)
    Porque no se aplica el metodo científico a la politica? Quizas no de manera tan radical como forzar una utopia en una población pero algo disinto.
    Lei hace poco el articulo de abajo que quizas va en las lineas de lo que quiero explicar.
    http://www.lhup.edu/~dsimanek/cargocul.htm

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  3. Te escuché en alguna ocasión decir que el régimen penitenciario acabaría por pactarse con los presos, que, a la postre, son los más interesados...
    No es muy distinto a lo que planteas con la elección del presidente de la Comisión.
    En efecto andamos los ciudadanos de a pie ávidos de liderazgos a los que aferrarnos para repartirnos el éxito cosechado o atribuirles, en exclusiva, sus los fracasos.
    El problema es que la oferta de candidatos al efecto está muy igualada, por abajo, claro.
    Y lo peor es que la chatura, la cintura flexible, el acuerdo facilón, el powerpoint y el marketing aplicado viene imponiéndose al discurso constructivo, al conflicto razonado y por supuesto al disenso.
    Al efecto me quedo con otra reflexión de las tuyas: ciudado con el consenso, que tiende a convertirse en el taparrabos de quien no tiene rabo que tapar.

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