miércoles, 4 de noviembre de 2009




Triste destino el de las plumas de ave: sirvieron para escribir y hoy son relleno de edredones.

4 comentarios:

  1. Bueno D.Francisco, podría ser peor.... al menos en ambos casos están en contacto con los sueños.

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  2. Un buen libro proporciona un saludable sueño y paz de espíritu. Normal que las plumas que sirvieron para escribir sirvan para dormir.

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  3. Profesor Sosa Wagner:

    Es más triste todavía, que sirvieron para volar.
    El escribiente, a veces, pocas, vuela, pero las más, se queda pegado al suelo...(eso si no acaba más abajo).

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  4. ¡Qué llorones! Profesor Wagner, aún sirven para disfrazarse de indio, para hacer cosquillas, para quitar el polvo o para cubrirse de "glamour", todas ellas funciones tan nobles como la de escribir.

    Un abrazo.

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