domingo, 3 de febrero de 2013

Bodas de plata


Probablemente y como a todos nos ha pasado, Felipe Orbegozo no cabía en sí de la segunda parte de su apellido cuando se le hizo el primer encargo en nuestro  periódico. Se trataba de una sección humilde pero en la que iba a reflejar muy pronto su estilo. Hoy, que ha conseguido su primer galardón literario, traemos a las páginas de nuestro diario una curiosidad:el primer texto firmado por Orbegozo que es una sencilla crónica de sociedad publicada el día 4 de febrero del año dos mil seis.

"Fue en el restaurante 'el garbanzo en su punto' donde se celebró el convite. Estaba el local iluminado con luces de bohemia y los camareros lucían el uniforme que utilizan los académicos de la Lengua los días de recepción. Iban y venían con sus fuentes de colesterol calentito. Con el micrófono en la mano y con menos pelo que un tomo del Espasa se encontraba el famoso cantante Julio Capillas, hace años expulsado de Miami por haber intentado cantar a los propios lugareños una de sus baladas. Entre los asistentes, los antiguos dirigentes políticos, don Antonio Hernández Cancha que hizo reír mucho contando su próxima estrategia política y doña Rosa Duque a la que gastaron,  durante el banquete,  una bonita broma pidiéndole que contara algo.

A los postres tomó la palabra don Servando que es buen orador pero que lleva muchos años sin poder hablar porque es,  desde hace varias legislaturas,  diputado a Cortes:

'Nos reune hoy aquí, amigas y amigos, con unos añitos más, es verdad pero con el ánimo joven de siempre, una conmemoración que no puede dejar de celebrarse en toda familia que se precie. Hoy celebramos las bodas de plata -ahí es nada, veinticinco añitos- del divorcio de Juan Miguel y María Yolanda. ¡Parece que fue ayer cuando se divorciaron! Eran unos pichones, a Juan Miguel, a Juanmi, ni siquiera le asomaban los pelos que hoy luce en las orejas y María Yolanda todavía andaba con las molestias femeninas. Les faltaban más de treinta letras del piso por pagar y los niños estudiaban esa cosa tan rara que sonaba a onomatopeya del eructo, el BUP y que era donde se aprendía a poner bien las faltas de ortografía. Hoy ahí los teneis:Itziar, la mayor, gracias a haber abandonado tempranamente los estudios,  es hoy una importante dirigente sindical;Iván, el chico, oficial insumiso de caballería. Para mí. . . '.

Interrumpieron al orador:¡Vivan los divorciados! Sonó el descorche del cava. Empezó la música.  Juan Miguel y María Yolanda bailaron y estuvieron muy animados toda la tarde. Se retiraron cuando vinieron a recogerles sus respectivos cónyuges".

Un curioso documento de quien empieza a ser celebrado escritor y colaborador nuestro don Felipe Orbegozo.

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