Hace años supimos de la detención de un hombre que robaba la lana del colchón de la cama en la que había dormido en un hotel de la ciudad donde operaba. Este temible delincuente alquilaba una habitación sin despertar sospecha alguna, pues llevaba una maleta que es el uten

Hoy, sólo un borracho podría perder el tiempo con la borra.
Porque lo que se lleva es el atraco a punta de pezón. Ha ocurrido en Madrid: dos mujeres entran en una tienda, merodean por las estanterías, cogen algunos productos, se disponen a pagar con el dinero que no tienen y, entonces, una de ellas se saca una teta y empieza a disparar su leche materna sobre la cara del empleado quien, confuso, pierde el control de la situación. La otra mujer, la que cobijaba su teta en la sólita intimidad de estas glándulas, se dirige a la caja registradora de la que extrae sin dificultad -pues estaba abierta- la recaudación del día.
Un delito a un tiempo reprobable y admirable. Lo primero, porque todos los delitos lo son; lo segundo, porque, aun manejando instrumentos tradicionales (la teta, el pezón), se le añade un punto de fantasía que es lo que lo convierte en un suceso reseñable («soseriable», podríamos decir). En lugar de ganzúas y antifaces sólo se requiere una mujer en estado de puerperio e indiferente a la exhibición de una dominga. Pero esto no es problema porque, si antaño se ofrecían las mujeres como madres de leche o crianderas, hogaño pueden ofrecerse como atracadoras teteras.
Un ejemplo distinto es el que se ha vivido hace unas semanas en la sede de Bruselas del Parlamento europeo. Su oficina de Correos ha sido asaltada por dos individuos provistos de unos pistolones. Hace un par de años, otros individuos -o los mismos porque ninguno de ellos ha sido habido- atracaron una oficina bancaria sita en el mismo Parlamento.
Sucesos que han desatado gran alarma porque no se entra así

Las autoridades parlamentarias han deplorado el mal funcionamiento del servicio de seguridad y han emitido varias instrucciones. A mí, que no soy autoridad, lo que me llama la atención es el gusto por el esfuerzo y la laboriosidad de los atracadores. Porque oficinas de Correos y bancarias hay muchas en Bruselas, pero carecen de interés porque en ellas se entra y se sale sin dificultad. Y por eso no los excitan al faltarles el duende de la audacia, aquel «más difícil todavía» de los trapecistas de circo de nuestra infancia. Es decir, les falta ese toque personal que convierte a un artesano en un artista.
Lo del asalto a "teta cargada" me ha dejado estupefacto...
ResponderEliminarEsoterismo puro, vamos. Hay que ver la atracción y el desconcierto que genera lo oculto.
ResponderEliminarEs lo que ya sabemos, hay un camino y todos caminamos por el, y por supuesto no podemos poner puertas al campo y debemos ser coherentes y trabajar de verdad, porque si no nos lo reclamaran de mil formas y modos.
ResponderEliminar