Solo que ya puestos, y si de amparar animales se trata, les quedan a estos parlamentarios algunos asuntillos por arreglar. En un reciente viaje a Barcelona he podido visitar su zoo donde viven unos animalitos entrañables que, probablemente, si les dejaran, se largarían de la Ciudad condal -tan acogedora para cualquiera de nosotros- a la velocidad que les permitieran sus patas.
Pues, de verdad, díganme ustedes señores diputados ¿qué pinta en Barcelona un elefante africano? Este gigantesco animal necesita un ambiente que no es el fino que allí se le proporciona

Pues ¿y el panda rojo? Un animalito como este, que necesita un delicado bosque de bambú y vivir en China o en las anfractuosidades del Himalaya, lo recluyen en Barcelona, en el Parque de la Ciudadela, sin miramiento alguno. Es verdad que allí se advierte el paso de Gaudí, de aquel

Al león, huracán de la selva, torrente de valentía que reluce en las forestas, ojos tan serenos como amenazantes, forjado en el yunque de un dios remoto y bravo, lo reducen en el zoo a la condición de cabeza de ganado doméstico, y, como en el verso de Ausiàs March, “haciéndole creer en el indulto / lo llevan a morir sin un recuerdo”.
¿Y el guepardo o el cocodrilo del Nilo? ¿qué hacen en Barcelona si ellos no pueden leer ni a Pla, ni a Marcé ni a Eduardo Mendoza?
Con modestia sugiero a estos sentimentales parlamentarios catalanes que formen un comando para liberar a un animal maltratado del zoo de Barcelona. Y decidan por votación nominal y secreta con qué ejemplar van a empezar. Propongo que sea el elefante de África porque es tan grandote, tan buena persona, y se halla tan necesitado de amigotes y francachelas ...
Y después deben librar de sus cadenas a los demás pues no son como los galeotes malvados que ultrajaron a don Quijote tras haberse batido por ellos sino que les guardarán reconocimiento y harán erigir estatuas en su honor allá en las lejanías de sus montañas, de sus ríos y de sus selvas.
Es verdad que las arcas públicas perderán los buenos dineros que proporcionan las entradas de los visitantes del zoo. Pero, cuando se cuenta con una identidad nacional poderosa, no será difícil encontrar fondos supletorios.
Para liberar a los animales de su vida maltratada hay que empezar por alguno y luego continuar con los demás pero ¿Realmente nos interesa el dolor de los animales?, ¿o para nosotros son primero los intereses politicos?.
ResponderEliminar¿Desde cuando los animales tienen sentimientos y capacidades como la lectura propios de los humanos?
ResponderEliminar¡Ah! y los leones jamás han vivido en "selvas" viven en sabanas.