En la cabeza es donde más se percibe que nos hemos aplebeyado porque ahora la moda, incluso entre los señorones, es llevar gorra cuando lo propio ha sido en épocas más clásicas gastar sombrero, también llamado fieltro por el paño con el que algunos se confeccionaban. El sombrero distinguía y señalaba la clase social, "los rojos no usaban sombrero" anunciaba una sombrerería en los años cuarenta para animar a la clientela a comprarse un flexible que era el mismo fieltro sin apresto. Llevar sombrero era una forma bien sencilla de proclamar que se era titular de una notaría, de una farmacia o de una cátedra. Por comprarse un sombrero empezaba una vida de provecho.
La gorra, que ahora la llevan hasta los magistrados de la Audiencia Nacional, ha sido siempre prenda de aprendices y de obreros y así, en las fotos de Pablo Iglesias, se le ve con ella ir a ocupar su escaño de concejal o de diputado con lo que marcaba la distancia entre el proletariado y la burguesía pues sus compañeros dejaban el sombrero, que a veces era de copa, en el guardarropa del Congreso. ¿Alguien se imagina al conde de Romanones o a García Prieto saliendo de Palacio de conferenciar con don Alfonso con una gorra por tocado? Ya en la República hubo un amago de abandono, un "sinsombrerismo" que luego se extendió en la guerra civil, pero no se llegó a mayores pues nadie se imagina a Azaña o a Alcalá Zamora republicaneando el catorce de abril sin sombrero.
Y es que ir sin sombrero para estas gentes era lo más aproximado a ir desnudo, enseñando las vergüenzas de sus calvas y, lo que era peor, de su pensamiento, lo cual les dejaba inermes exponiéndose a las peores consecuencias políticas. El sombrero era la corona mate de la burguesía. Y así, durante la República, o se llevaba sombrero o se llevaba gorra de plato, estando fuera de ambas prendas el abismo de la anarquía y del rojerío más implacable.
Es decir que la forma de cubrirse la cabeza fue una manera como otra cualquiera de armarse, de ir tomando posiciones para lo que se avecinaba de manera que cuando llegó el momento los más no hicieron otra cosa que seguir la dirección que marcaba el ala o la visera de la prenda que llevaban en la cocorota.
Lo malo es lo de ahora pues se quieren abatir las diferencias sociales por la cabeza en lugar de hacerlo por la cuenta corriente y así las más distinguidas clases sociales llevan gorra (muchas veces viven también "de gorra") para difuminar unas distancias que hoy tan solo se hacen visibles por el casco, el de la obra o el de la moto de reparto de pizzas, que no tiene nada que ver con esos cascos fingidos que llevan los ingenieros para sacarse una foto y colgarla en el estudio.
Sombrero casi nadie lleva, fuera de los que usa el pintor Úrculo para sus personajes o el cobrador del frac, y los pocos que quedan de copa se los van pasando los padrinos de las bodas unos a otros para ir decentes a la ceremonia. Por ello cuando vemos a Humphrey Bogart en el cine lo que realmente nos subyuga es su sombrero porque lo que dice ya se lo hemos oído muchas veces.
A todo ello ha de añadirse la desolación que a los más tradicionales nos ha producido el abandono por los curas de la entrañable teja que, junto a la sotana, les distinguía de la población deficientemente sacramentada y no es consuelo el hecho de que en el País Vasco lleven boina porque la boina carece de dignidad litúrgica.
Se cierra el amargo panorama constatando que las mujeres, fuera de la reina de Inglaterra, solo usan gorro para la ducha, como un signo de coquetería inútil porque desgraciadamente no las vemos.
miércoles, 29 de abril de 2009
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Me da un poco de apuro inaugurar comentarios en este blog.
ResponderEliminarQuería decir que me alegro mucho de que lo haya abierto, y con este artículo tan salado y tan fácil de compartir.
Cuando Rosa le presentó como nuestro candidato a las europeas, en el Price, me dio sensación de lejanía.
Que ha ido desapareciendo a medida que leía más artículos, y veía más YouTubes suyos, pero esto del blog, donde los de a pié podamos dirigirnos a usted, me parece estupendo.
¡Felicidades por el alumbramiento, y suerte!
Yo me uno a Viejecita para darle la bienvenida a bordo, a muchos de los que participamos en los blogs de Rosa y CMG nos gusta dar el nombre a estos lujares de "diario de navegacion" en contrapartida a los de "blog" que suena fatal, sobre todo por eso de que todos estamos embarcados juntos, antes en una trainera pero ya en una bonita goleta.
ResponderEliminarLa ultima vez que coincidimos en la plaza de Sta Ana, Ud tambien hacia uso del sombrero, a lo que es aficicionado, yo por mi parte no soy capaz de ponerme nada en la cabeza a pesar de que mas de una vez mi calva lo agradeceria.
Lo dicho, felicidades/navegante
Pero admirado señor Wagner, si el sombrereo ideológico resulta hoy de lo más florido. Vale que en aras de la conservación del peinado se haya podido prescindir de su innecesaria presencia física, pero, lo que es en términos espirituales, estamos en la época más asombrerada de la Historia. Sin ir más lejos, aquí, en Cataluña, desde donde le escribo estas líneas en opresora lengua impropia, tenemos a la clase política enfundada en barretinas hasta el lóbulo auricular. De suerte que los más ni oyen ni sienten otra cosa que no sea el milenario olor a fieltro patrio que les oculta el rostro a modo de pasamontañas. Por lo que respecta a don Jose Luis le esta mudando el proverbial gorramen de don Pablo Iglesias por un capirote de colegial escarnecido en cuyo frontal reza la inscripción “Lles-güi-kan”, bordada a mano por el propio interesado, que no será muy espabilao para otros menesteres, pero lo que es para los idiomas pues tampoco. Luego está el bombín de don Mariano, que le empezó a crecer al rededor de la coronilla y ya le ocupa la mitad del tarro. Por lo general, lo lleva muy señorialmente ladeado hacia la diestra, aunque según el caso se lo calza sobre las dos sienes pa seducir al populacho.
ResponderEliminarQue si el chapelón de Ibarretxe, que si el salacot de doña Carma (de los Chacón de toda la vida)… en fin, don Francisco, que no veo yo el apeado de sombrero por ningún lado, sino que más bien he notado que se recrudece la moda hasta el punto de que hoy en día es altamente recomendable lucir alguna suerte de “tocado-engagé”, que nos identifique con algún sector presuntamente sufriente y oprimido. Y si usté me lo permite, le diré que para su nueva aventura de candidato al parlamento europeo yo le aconsejaría una bacía de barbero a modo de Yelmo de Mambrino. Porque si de verdad tiene la intención de remendar el “estado fragmentado” la va a necesitar tanto como un relicario de san Judas Tadeo.
Un exsimpatizante de UPyD que lo sigue siendo de usté.
Bonita entrada!
ResponderEliminarLo malo es que me he imaginado a la Reina de Inglaterra luciendo un gorro de ducha en un partido de polo.
Tngo que hacer que me miren eso.....
le enlazo a mi blog, señor!
Guten Tag Herr Sosa Wagner:
ResponderEliminarYo, como la viejecita y José Maria, le felicito y me alegra que haya entrado en ese blog con un tema tan ameno y divertido como el sombrero.
!Alles gute!
Viele Grüßen
Cristina
¡Buena suerte en las europeas!
ResponderEliminarBuena suerte Francisco. TE deseo muchas visitas en este blog
ResponderEliminarCorreligionario D. Francisco:
ResponderEliminarSu estudio de la sombrerología me ha obligado, taiamada arte la suya, a pensar, y se me viene a la cabeza una categórica afirmación del Coronel de, valga la redundancia, "El coronel no tiene quien le escriba", que venía a decir: "Yo no llevo sombrero para no tener que quitármelo ante nadie".
Ahora yo le lanzo un guante y le pregunto: ¿será que la gente de hoy no lleva sombrero para no tener que quitárselo ante nadie?.
ResponderEliminarUn saludo de uno que desea votarle.
MALENI, nuestra Maleni, la que se atrevió a ir de cabeza de lista por Guipúzcoa, siendo nada menos que De Bilbao, me ha mandado un mensaje SMS al móvil, para que entrara a este blog de su parte, ( Ella no puede hacerlo en este momento), felicitase al autor, y le desease lo mejor.
ResponderEliminarMe ha escrito que " me encantaría entrar por la maravilla de candidato que tenemos". Esas son sus palabras.
hola a todos. yo uso sombrero, bueno, en mi familia casi todos. ¡que se le va a hacer!
ResponderEliminar¡y vamos a por el cuarto!
vamos a por el cuarto europarlamentario, no penséis mal...
ResponderEliminar¿Y qué me dice usted de todos los "calvos artificiales" que tenemos hoy en día?
ResponderEliminarDa la impresión que aquellos a los que se les cae el pelo y empieza a vérseles "el cartón" han decidido raparse el cráneo, de este modo evitan mostrar su calvicie prematura y por lado se consideran como gente que va "a la moda", la moda del calvo artificial, ni la del sombrero ni la de la gorra.